Desarrollo Personal
El desarrollo personal puede ser conceptuado como “un conjunto de experiencias organizadas de aprendizaje (intencionales y con propósito), proporcionadas por la organización dentro de un período específico para ofrecer la oportunidad de mejorar el desempeño o el crecimiento humano.” (Chiavenato, 2003:335).
El desarrollo personal está dividido en varias áreas: desarrollo, entrenamiento y educación.
Desarrollo se refiere a experiencias no necesariamente relacionadas con el cargo actual, pero que proporcionan oportunidades para el desarrollo y crecimiento profesional.
Entrenamiento son experiencias organizadas de aprendizajes centradas en la posición actual de la organización.
Educación son experiencias de aprendizaje que preparan al empleado para desarrollar futuros deberes del cargo. (Chiavenato, 2003:335).
El desarrollo del personal es el resultado acumulado de las interacciones diarias entre el administrador y el trabajador. Es un proceso continuo que se realiza durante un largo período de tiempo. Se requiere paciencia y una perspectiva amplia de parte del administrador. El factor más importante en desarrollar la capacidad del personal es crear un entorno en el que se logre la cooperación, comunicación y un intercambio abierto de ideas.
El desarrollo de personal tiene como objetivos los siguientes:
El mantener y mejorar el desempeño de los miembros del personal, la satisfacción en el trabajo y la motivación.
El mejorar el ambiente laboral y aumentar la productividad a través de la interacción positiva entre los supervisores y los miembros de su personal.
El cumplir los lineamientos establecidos respecto a la validación y documentación de decisiones relacionadas al personal.
Los administradores tienen un gran número de oportunidades para mejorar el desempeño, motivación y habilidad del personal mediante técnicas de desarrollo dentro y fuera del trabajo. Estas técnicas incluyen:
Ampliar las responsabilidades del personal mediante una delegación y supervisión efectivas.
Incrementar la participación de los empleados en la toma de decisiones en áreas que afecten su trabajo y dar el reconocimiento apropiado a su contribución.
Alentar las iniciativas y sugerencias individuales para mejorar el desempeño del programa.
Proporcionar retroalimentación frecuente y positiva para desempeñar nuevas responsabilidades.
Establecer un programa para la promoción de los empleados como parte del paquete de beneficios de la organización. (Esto ayuda a retener a personal valioso que de otra manera se cambiaría a otra organización.)
Utilizar la interacción diaria con el personal y reuniones para impartir y compartir nuevos conocimientos y experiencias. Permitir a los empleados asistir a cursos, seminarios, congresos y conferencias.
Dar oportunidad para asistir a cursos o becas de estudio en otros programas de planificación familiar dentro y fuera del país (esto puede requerir una propuesta para obtener financiamiento).
Organizar intercambios internos o con una agencia colaboradora (gubernamental o no gubernamental), lo cual también ayuda a promover la coordinación.
Dar capacitación básica y de apoyo regularmente, así como capacitación especializada en respuesta a las necesidades comunicadas por el personal.
Apoyar las visitas de intercambio entre diferentes áreas funcionales dentro de la organización, tales como: poner a trabajar juntos a un asistente de programa y un asistente financiero para que el primero aprenda más sobre las funciones del departamento de finanzas.
En otro orden de ideas, se destaca que dentro de las transformaciones y cambios constantes que se han llevado a cabo en la historia de la educación en Venezuela, los profesores han desempeñado un papel fundamental, por su participación activa como guías y orientadores en el proceso de enseñanza aprendizaje y como colaboradores en las diversas actividades académicas de las instituciones.
Para la educación media superior, el profesor es el personaje que da voz a la institución; es quien representa y hace realidad la propuesta educativa y quien materializa los fines y objetivos del sistema educacional. Su papel de educador, en un sentido amplio, es clave: es referente en la formación de los jóvenes y agente de cambio y mejoramiento social.
Colocar al profesor como facilitador de aprendizajes significativos para los alumnos, implica asignarle un papel mucho más complejo del que lo concibe como trasmisor de conocimientos. Implica transitar de un mecanismo de reproducción del aprendizaje hacia la construcción social del aprendizaje entre maestro y alumnos. La descentración que implica este cambio exige una mayor apertura de los maestros para entender las necesidades de los otros, sus alumnos, y también para ofrecer diversas opciones de instrumentar el proceso didáctico en las aulas, así como una constante actualización y, sobre todo, un compromiso decidido con la educación.
A fin de perfilar las dimensiones que podría tener un programa destinado a la formación y capacitación de profesores en la Educación, conviene recordar el perfil de docente que se advierte en el modelo de reforma curricular, vigente , en la que se establece que los profesores deben:
Poseer una formación académica, docente, tecnológica y cultural acorde con la función educativa que desempeñan.
Tener disposición para el trabajo colaborativo e interdisciplinario, y ser abiertos a la crítica.
Apreciar su trabajo docente, proyectar actitudes positivas en sus alumnos y obtener el reconocimiento de la comunidad.
Poseer autoridad moral para trasmitir valores.
Dominar los procesos que favorecen la generación, apropiación y aplicación del conocimiento.
Satisfacer las necesidades de aprendizaje, con atención y respeto a las particularidades de los estudiantes.
Despertar en los estudiantes el interés, la motivación y el gusto por aprender, y estimular la curiosidad, la creatividad y el pensamiento complejo.
Fomentar la comunicación y el trabajo en equipo.
Orientar y apoyar a los estudiantes, con base en la comprensión de las características y actitudes propias de los jóvenes.
Hacer uso intensivo de las tecnologías de la información y la comunicación, y promover su aplicación responsable dentro y fuera del aula.
Desarrollar acciones formativas para sus estudiantes, en vinculación con los sectores público, privado y social.
Desarrollar sus actividades docentes de acuerdo con los principios de la formación tecnológica.
Participar activamente en programas de actualización y superación docente.
LÍNEAS DE ACCIÓN
Partiendo de estos referentes y considerando que de la dedicación, la permanencia, la motivación, el desarrollo, la preparación y el profesionalismo de los profesores depende en gran parte el logro de la calidad educativa, a continuación se dibuja una alternativa que pretende establecer las dimensiones mínimas que podría tener el módulo de desarrollo personal, el cual se basa en un programa de formación y capacitación para los profesores de la UPTAEB y de la Misión Sucre.
Dimensión epistémico-conceptual
Asegurar que el profesor sea experto en su materia, que domine, tanto el conocimiento como los métodos, los procedimientos y los enfoques de la disciplina que enseña; que se actualice constantemente y que se acerque al conocimiento de frontera en su especialidad, de tal manera que pueda allegarse de manera constante el interés de los estudiantes. Además, que se prepare en el manejo conceptual del quehacer docente desde la óptica de la pedagogía y las ciencias de la educación como la psicología, la sociología, la antropología educativas, entre otras.
Dimensión metodológico-instrumentalNo basta con que el profesor conozca a fondo lo que va a enseñar, es necesario que sepa cómo y con qué lo va a hacer; es decir, requiere de tener claridad en los métodos, procedimientos y técnicas que aseguran una instrumentación didáctica eficiente y productiva. Particularmente, se necesita que conozca a profundidad la metodología del modelo de formación basado en el enfoque de competencia laboral.
Dimensión de desarrollo humanoEl facilitador también es una persona y gran parte de su efectividad como docente se sustenta en el hecho de saber ser persona; es decir, el profesor requiere de estar en un constante desarrollo formativo que lo acerque al aprendizaje y a la práctica de los valores humanos, de la ética profesional y de la convivencia responsable con los demás. Como ser individual, el profesor necesita una motivación constante, así como recursos y estrategias de comunicación y relación humana que le permitan alcanzar su realización personal, a partir de la realización de su trabajo en el aula.
Dimensión filosófico-social
Propiciar la reflexión del docente o facilitador acerca de su propia práctica, considerada ésta como un quehacer social que impacta a los demás, estudiantes y padres de familia, ya que él es un guía social, cuyo quehacer se enmarca en el contexto de las relaciones interpersonales que generan cambios, tanto en las personas como en las instituciones de las que forman parte.
Por otra parte, para que el diseño de una propuesta de formación y capacitación de profesores sea congruente y pertinente, se deben de tener presentes también los postulados que la UNESCO postuló para la educación del siglo XXI, que son: aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir con los demás, a los cuales agregamos, el aprender a emprender.
De esta manera, se espera que un proceso formativo integral, dirigido a los docentes de la educación, sea equilibrado y que abarque todas las dimensiones del trabajo educativo, con el fin de que verdaderamente se capacite para cumplir con éxito la enorme responsabilidad que se le ha asignado que es la de educar a las nuevas generaciones de venezolanas.
Partiendo de estos referentes y considerando que de la dedicación, la permanencia, la motivación, el desarrollo, la preparación y el profesionalismo de los profesores depende en gran parte el logro de la calidad educativa, a continuación se dibuja una alternativa que pretende establecer las dimensiones mínimas que podría tener el módulo de desarrollo personal, el cual se basa en un programa de formación y capacitación para los profesores de la UPTAEB y de la Misión Sucre.
Dimensión epistémico-conceptual
Asegurar que el profesor sea experto en su materia, que domine, tanto el conocimiento como los métodos, los procedimientos y los enfoques de la disciplina que enseña; que se actualice constantemente y que se acerque al conocimiento de frontera en su especialidad, de tal manera que pueda allegarse de manera constante el interés de los estudiantes. Además, que se prepare en el manejo conceptual del quehacer docente desde la óptica de la pedagogía y las ciencias de la educación como la psicología, la sociología, la antropología educativas, entre otras.
Dimensión metodológico-instrumentalNo basta con que el profesor conozca a fondo lo que va a enseñar, es necesario que sepa cómo y con qué lo va a hacer; es decir, requiere de tener claridad en los métodos, procedimientos y técnicas que aseguran una instrumentación didáctica eficiente y productiva. Particularmente, se necesita que conozca a profundidad la metodología del modelo de formación basado en el enfoque de competencia laboral.
Dimensión de desarrollo humanoEl facilitador también es una persona y gran parte de su efectividad como docente se sustenta en el hecho de saber ser persona; es decir, el profesor requiere de estar en un constante desarrollo formativo que lo acerque al aprendizaje y a la práctica de los valores humanos, de la ética profesional y de la convivencia responsable con los demás. Como ser individual, el profesor necesita una motivación constante, así como recursos y estrategias de comunicación y relación humana que le permitan alcanzar su realización personal, a partir de la realización de su trabajo en el aula.
Dimensión filosófico-social
Propiciar la reflexión del docente o facilitador acerca de su propia práctica, considerada ésta como un quehacer social que impacta a los demás, estudiantes y padres de familia, ya que él es un guía social, cuyo quehacer se enmarca en el contexto de las relaciones interpersonales que generan cambios, tanto en las personas como en las instituciones de las que forman parte.
Por otra parte, para que el diseño de una propuesta de formación y capacitación de profesores sea congruente y pertinente, se deben de tener presentes también los postulados que la UNESCO postuló para la educación del siglo XXI, que son: aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a vivir con los demás, a los cuales agregamos, el aprender a emprender.
De esta manera, se espera que un proceso formativo integral, dirigido a los docentes de la educación, sea equilibrado y que abarque todas las dimensiones del trabajo educativo, con el fin de que verdaderamente se capacite para cumplir con éxito la enorme responsabilidad que se le ha asignado que es la de educar a las nuevas generaciones de venezolanas.
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